10 de abril de 2014

Te enriquece con su pobreza; es fiel a su alianza

«En toda época y en todo lugar, Dios sigue salvando a los hombres y salvando el mundo mediante la pobreza de Cristo.»
Papa Francisco

Dibujo de Patxi Fano

Palabra de Dios

Jn 8, 51-59
«Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo si lo conozco, y si dijera: "No lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría...»
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre». Los judíos le dijeron: «Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: "Quien guarde mi palabra no conocerá lo que es morir para siempre"; ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?» Jesús contestó: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: "Es nuestro Dios", aunque no lo conocéis. Yo si lo conozco, y si dijera: "No lo conozco" sería, como vosotros, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría». Los judíos le dijeron: «No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?» Jesús les dijo: «Os aseguro que antes que naciera Abrahán, existo yo». Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo. 
Palabra del Señor.


Reflexión
A veces nos puede suceder que tomamos la decisión de eliminar a Cristo, porque no nos convence el modo con el que Él nos está guiando. Y la pregunta
que nos hacemos es la misma que le hacen los judíos: ¿Quién pretendes ser?
Cristo siempre responde: Yo soy el Hijo de Dios. Y añade: ¿Y tú quién pretendes ser, que no aceptas plenamente mi amor en tu corazón, que calculas una y otra vez tu entrega a tu vocación cristiana en tu familia, en la sociedad? ¿Por qué no acabas de entregarte?

Mi pequeño compromiso
Quiero guardar tu palabra, Señor. Me es fácil hacerlo cuando puedo sentirte cerca, pero cuando no, me pierdo en las cosas del mundo y no te reconozco.
Hoy abriré mis ojos espirituales para estar siempre atento a ti y a lo que quieres que haga. A la luz de tu Palabra, no solo podré leer las cosas de esta vida con fe, sino con esperanza de vida eterna, sabiendo que tu amor no puede fallarme.

Pensamiento
"Todo por la Gloria de Dios."
Madre Carmen del Niño Jesús

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