7 de marzo de 2014

Él te enriquece desde su pobreza y te pide que ayunes preocupándote por la vida del hermano

«¡Aquél es el ayuno que quiere el Señor! Ayuno que se preocupa por la vida del hermano, que no se avergüenza... Nuestro acto de santidad más grande está precisamente en la carne del hermano y en la carne de Jesucristo. El acto de santidad de hoy... Es ir a compartir el pan con el hambriento, a curar a los enfermos, los ancianos, aquellos que no pueden darnos nada a cambio: ¡no avergonzarse de la carne, es eso!»

«Cuando doy limosna, ¿dejo caer la moneda sin tocar la mano? Y si por casualidad la toco, ¿la retiro de inmediato? Cuando doy limosna, ¿miro a los ojos de mi hermano, de mi hermana? Cuando sé que una persona está enferma, ¿voy a encontrarla? ¿La saludo con ternura? Hay una señal que tal vez nos ayudará, es una pregunta: ¿sé acariciar a los enfermos, los ancianos, los niños o he perdido el sentido de la caricia?» 
Papa Francisco




Palabra de Dios

Mt 9, 14-15
“¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán”.
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?»Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunaran.»

Palabra del Señor. 

Reflexión
El ayuno que agrada a Dios...

Ayuna de juzgar a otros, llénate del Cristo que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes, llénate de frases que purifican.
Ayuna de descontento, llénate de gratitud.
Ayuna de enojos, llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo, llénate de optimismo.
Ayuna de preocupaciones, llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte, llénate de apreciar a lo que te rodea.

Ayuna de presiones que no cesan, llénate de oraciones.
Ayuna de amargura, llénate de perdón.
Ayuna de importancia de ti mismo, llénate de comprensión a los demás.
Ayuna de ansiedad personal, llénate de la paz de Dios.
Ayuna de desaliento, llénate de esperanza eterna en Jesús.
Ayuna de pensamientos de debilidad, llénate de las promesas del Señor.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús, ¡llénate de Amor!

Ayuna de juzgar a otros, llénate del Cristo que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes, llénate de frases que purifican.
Ayuna de descontento, llénate de gratitud.
Ayuna de enojos, llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo, llénate de optimismo.
Ayuna de preocupaciones, llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte, llénate de apreciar a lo que te rodea.

Ayuna de presiones que no cesan, llénate de oraciones.
Ayuna de amargura, llénate de perdón.
Ayuna de importancia de ti mismo, llénate de comprensión a los demás.
Ayuna de ansiedad personal, llénate de la paz de Dios.
Ayuna de desaliento, llénate de esperanza eterna en Jesús.
Ayuna de pensamientos de debilidad, llénate de las promesas del Señor.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús, ¡llénate de Amor!

Mi pequeño compromiso
Hoy me privaré de alguno de esos muchos excesos que hago diariamente y lo ofreceré por aquellos que carecen de lo más mínimo... ¿De cuántos caprichos nos podríamos liberar? ¿A cuántas necesidades inútiles estamos atados?

Pensamiento
"No quisiera, hijas mías, que carecierais ni de lo más mínimo,
pero Jesús quiere que experimentemos los rigores de la santa pobreza."

Madre Carmen del Niño Jesús

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