8 de marzo de 2014

Él te enriquece desde su pobreza y llama a los pecadores a que se conviertan

«Con su invitación a la conversión, la Cuaresma viene providencialmente a despertarnos, a despertarnos de la torpeza, del riesgo de seguir adelante por inercia. La exhortación que el Señor nos dirige por medio del profeta Joel es fuerte y clara: “Volved a mi con todo el corazón” (Jl 2,12). ¿Por qué debemos volver a Dios? Porque algo no va bien en nosotros, en la sociedad, en la Iglesia y necesitamos cambiar, dar un giro, ¡convertirnos!» 
Papa Francisco



Palabra de Dios
Lc 5, 27-32
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado almostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme". Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:  «Sígueme». Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?».  Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan». 
Palabra del Señor.

Reflexión

Cristo murió en la cruz por salvarnos y liberarnos del pecado. Esa misma cruz es la que Cristo ofrece a sus seguidores hoy en día, ahí, en la cruz, debemos sacrificar nuestras ambiciones personales, la comodidad, el lujo, el triunfo personal, los proyectos personales, los sueños. Jesucristo nos ofrece un camino diferente para vivir una vida plena, pero ésta tiene un precio: la cruz.

Mi pequeño compromiso
Hoy oraré y le pediré al Señor que sane mis errores. 

Oración
Un corazón nuevo...

Me presento ante ti, Señor,
con un corazón extremadamente enfermo,
un corazón manchado, endurecido, esclerótico:
necesito que tú lo laves y lo cures,
una operación quirúrgica-creartiva,
un corazón nuevo transplantado.

Crea en mí, Señor, un corazón nuevo,
quebranta mi corazón de piedra
con el martillo de tu palabra,
y moldea un corazón bello, como el tuyo,
con el agua, el fuego y el aliento de tu Espíritu.

No apartes ya de mi tu santo Espíritu.
seré de verdad el hombre nuevo, todo un ejemplo;
me vestiré de fiesta, perfumado
con el óleo de alegría del Espíritu;
y te ofreceré mis lágrimas agradecidas
como un canto a tu gran misericordia.

Pensamiento
"Por la dulzura y el amor atraeré los corazones y los encaminaré por la senda del cielo apartándolos de la perdición eterna."
Madre Carmen del Niño Jesús

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